Oposición Geografía e Historia. Prácticas Historia de España. Comentario de Texto: Las conquista de Tarik. Al-Andalus: política, sociedad y cultura.
Conquistas de
Tárik en la Península Ibérica:
Marchó enseguida
Tárik a la angostura de Algeciras, y después a la ciudad de Ecija: sus
habitantes, acompañados de los fugitivos del ejército grande, saliéronle al
encuentro, y se trabó un tenaz combate, en que los musulmanes tuvieron muchos
muertos y heridos. Dios les concedió al fin su ayuda, y los politeístas fueron
derrotados, sin que los musulmanes volviesen a encontrar tan fuerte
resistencia. Tárik bajó a situarse junto a una fuente que se halla a cuatro
millas de Écija, a orillas de su río, y que tomó el nombre de "fuente de
Tárik".
Infundió Dios el
terror en los corazones de los cristianos cuando vieron que Tárik se internaba
en el país, habiendo creído que haría lo mismo que Tarif, y huyendo hacia
Toledo, se encerraron en ls ciudades de España. Entonces Julián se acercó a
Tárik y le dijo. "Ya has concluido con España: divide ahora tu ejército,
al cual servirán de guías estos compañeros míos, y marcha tú hacia
Toledo". Dividió, en efecto, su ejército desde Ecija y envió a Moguits
Ar-Romí, liberto (...) a Córdoba, que era entonces una de sus mayores ciudades,
y es actualmente fortaleza de los muslimes, su principal residencia y capital
del reino, con 700 caballeros, sin ningún peón, pues no había quedado musulmán
sin caballo. Mandó otro destacamento a Rayya, otro a Granada, capital de
Elvira, y se dirigió él hacia Toledo con el grueso de las tropas.
Moguits caminó hasta
llegar a Córdoba y acampó en la alquería de Xecunda, en un bosque de alerces
que había entre las alquerías de Xecunda y Tarçail. Desde aquí mandó algunos
algunos de sus adalides, quienes cogieron y llevaron a su presencia un pastor
que andaba apacentando su ganado en el bosque. Pidíole Moguits noticias de
Córdoba, y dijo que la gente principal había marchado a Toledo, dejando en la
ciudad al gobernador con 400 defensores y la gente de poca importancia. Después
le preguntó por la fortaleza de sus murallas, a lo que contestó que eran
bastante fuertes, pero que sobre la puerta de la Estatua, que es la del puente,
había una hendidura, que les describió. Llegada la noche, se acercó Moguits y
favoreciendo Dios su empresa con un fuerte aguacero, mezclado con granizo, pudo
con la oscuridad aproximarse al río, cuando los centinelas habían descuidado la
guardia por temor al frío y a la lluvia, y sólo se escuchaban algunas voces de
alerta, dadas débilmente y a largos intervalos. Pasó la gente el río, que sólo
distaba del muro 30 codos, o menos, y se esforzaron por subir a una muralla:
más como no encontrasen punto de apoyo, volvieron a buscar al pastor, y
habiéndole traído, les indicó la hendidura, que si bien no estaba a la haz de
la tierra, tenía debajo una higuera. Entonces se esforzaron por subir a ella, y
después de algunas tentativas, un musulmán logró llegar a lo alto. Moguits le
arrojó la punta de su turbante, y por este medio treparon muchos al muro. Montó
Moguits a caballo y se colocó delante de la puerta de la Estatua, por la parte
de afuera, después de haber dado orden a los que habían entrado de que
sorprendiesen la guardia de esta puerta, que es hoy la del puente: en aquel
tiempo estaba destruído y no había puente ninguno en Córdoba. Los muslimes
sorprendieron, en efecto, a los que guardaban la puerta de la Estatua, llamada
entonces de Algeciras, mataron a unos y ahuyentaron a otros (...) Moguits se
dirigió al palacio del rey, más éste al saber la entrada de los musulmanes,
había salido por la puerta occidental de la ciudad, llamada puerta de Sevilla,
con sus 400 o 500 soldados y algunos otros, y se habían guarecido en una
iglesia dedicada a San Acisclo, que estaba situada en la parte occidental y era
firme, sólida y fuerte. Ocupó Moguits el palacio de Córdoba, y al siguiente día
salió y cercó al cristiano en la iglesia, escribiendo a Tárik la nueva
conquista.
El destacamento que
fue hacia Rayya la conquistó, y sus habitantes huyeron a lo más elevado de los
montes; marchó enseguida a unirse con el que había ido a Elvira, sitiaron y
tomaron su capital y encontraron en ella muchos judíos. Cuando tal les
acontecía, en una comarca reunían todos los judíos de la capital y dejaban con
ellos un destacamento de musulmanes, continuando su marcha el grueso de las tropas.
Así lo hicieron en Granada, capital de Elvira, y no en Málaga, capital de
Rayya, porque en ésta no encontraron judíos ni habitantes, aunque en los
primeros momentos de peligro allí se habían refugiado.
Fueron después a
Todmir, cuyo verdadero nombre era Orihuela, y se llamaba Todmir del nombre de
su señor (Teodomiro), el cual salió al encuentro de los musulmanes con un
ejército numeroso, que combatió flojamente, siendo derrotado en un campo raso,
donde los musulmanes hicieron una matanza tal, que casi los exterminaron. Los
pocos que pudieron escapar huyeron a Orihuela, donde no tenían gente de armas
ni medio de defensa; más su jefe Todmir, que era hombre experto y de mucho
ingenio, al ver que no era posible la resistencia con las pocas tropas que tenía,
ordenó que las mujeres dejasen sueltos sus cabellos, les dió cañas y las colocó
sobre la muralla de tal forma que pareciesen un ejército, hasta que él ajustase
las paces. Salió en seguida a guisa de parlamentario, pidiendo la paz que le
fue otorgada (...) Después de haber puesto en noticia de Tárik las conquistas
alcanzadas y de haber dejado allí (con Teodomiro) algunas tropas (...) marchó
el grueso del destacamento hacia Toledo para reunirse con Tárik.
Moguits permaneció
tres meses sitiando a los cristianos en la iglesia, hasta que una mañana
vineron a decirle que el cristiano (principal) había salido, huyendo a rienda
suelta en dirección a la sierra de Córdoba, a fín de reunirse con sus
compañeros en Toledo, y que había dejado en la iglesia a sus soldados. Moguits
salió en su persecución sólo y le vió que huía en su caballo, (...) llegó a un
barranco donde su caballo cayó y se desnucó. Cuando llegó Moguits (...) se
entregó prisionero, siendo el único de los reyes cristianos que fue
aprehendido, pues los restantes o se entregaron por capitulación o huyeron a
Galicia. Después volvió Moguits a la iglesia, hizo salir a todos los cristianos
y mandó que les cortasen la cabeza, tomando entonces esta iglesia el nombre de
la iglesia de los prisioneros. El cristiano principal permeneció preso para ser
conducido ante el emir de los creyentes. Reunió Moguits en Córdoba a los
judíos, a quienes encomendó la guarda de la ciudad, distribuyó en ella a sus
soldados y se aposentó en el palacio.
Tárik llegó a Toledo,
y dejando allí algunas tropas, continuó su marcha hacia Gudalajara, después se
dirigió a la montaña, pasándola por el desfiladero que tomó su nombre, y llegó
a una ciudad que hay en la otra parte del monte, llamada Almeida (La Mesa), nombre
debido a la circunstancia de haberse encontrado en ella la mesa de Salomón,
hijo de David, cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde.
Llegó después a la ciudad de Amaya, donde encontró alhajas y riquezas, y (...)
volvió a Toledo en el año 93.
AJBAR
MACHMUA (Colección de tradiciones), "Crónica anónima del siglo XI",
Trad. E. Lafuente, Col. Obras arábigas de Historia y Geografía, Madrid, 1867,
pp. 20-31. Recoge C. SANCHEZ ALBORNOZ y A. VIÑAS, "Lecturas históricas
españolas", Madrid, 1981, pp. 35-37.
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