jueves, 18 de febrero de 2021

Oposición Geografía e Historia.- Una aproximación al Tema 22. Proceso de hominización y cultura material. La aportación de la Antropología Histórica

UNA APROXIMACIÓN AL PROCESO DE HOMINIZACIÓN. Las teorías sobre la evolución de las especies y las bases del proceso de hominización.

La Antropología Prehistórica empezó a desarrollarse en el siglo XVIII con los trabajos de Linneo, Buffon y Lamarck, pero quien más contribuyó a su desarrollo fue el geólogo inglés Lyell. Con Darwin se produjo una revolución total en el estudio antropológico que también afectó considerablemente al pensamiento de la humanidad en el siglo XIX. Hoy en día, el estudio del origen del ser humano lleva implícito la necesidad de admitir como cierta la teoría evolucionista de Darwin.

Dentro de la teoría del evolucionismo existen tres corrientes principales: el transformismo de Lamarck, que defendía la idea de que las especies se adaptan al medio mediante una transformación fisiológica que dejan en herencia a sus descendientes; la teoría evolucionista de Darwin de mediados del XIX, por la cual se considera que las especies son resultado de múltiples mutaciones genéticas a lo largo del tiempo. También afirma que la selección natural posibilita que los seres con pequeñas transformaciones genéticas y mejores adaptados al medio tengan mayor éxito en la lucha por la vida, y por ello mayores probabilidades de reproducirse; finalmente la Cosmogénesis de Teilhard de Chardin trató de aunar la teoría evolucionista con el pensamiento cristiano.

A día de hoy existe una tremenda controversia evolutiva en el proceso de hominización. Tradicionalmente se fijó un desarrollo lineal de las distintas especies encontradas cronológicamente, pero esta tesis está obsoleta. Actualmente entendemos la hominización como un proceso que no se produjo de forma continua —una especie no provocó necesariamente la aparición ni la extinción de otra—, sino como un proceso discontinuo tanto en el espacio como en el tiempo. En los últimos años han aparecido múltiples teorías a consecuencia de los nuevos yacimientos arqueológicos y descubrimientos de nuevos fósiles que tratan de describir y explicar la hominización. A lo largo del desarrollo de este tema veremos las teorías más importantes y mencionaremos los principales descubrimientos que las sostienen.

PROCESO DE HOMINIZACIÓN

El ser humano, al igual que las demás especies, es la consecuencia de un largo proceso evolutivo conocido como hominización.

Nuestra especie pertenece al grupo zoológico de los primates, los que surgieron hace 70 millones de años (m.a.). El Purgatorius es uno de sus representantes; poseían un gran cerebro, visión estereoscópica y unas manos que sufrieron una doble transformación: el pulgar se hizo oponible y las garras se sustituyeron por uñas.

De los primates surgieron varias ramas, una de ellas los simios que aparecieron hace 30 m.a. Algunos de estos iniciaron un proceso de hominización a consecuencia de un cambio climático, como es el caso del Procónsul —localizado en África con una cronología de 22 m.a.—, otros no se hominizaron y dieron lugar a los póngidos (gorilas, chimpancés y orangutanes). Otro cambio climático forzó a algunos de los simios a convertirse en cazadores hace 5 m.a., resultando en los primeros homínidos.

Todos los homínidos ofrecen unas características comunes. La primera de ellas es la inteligencia reflexiva, que se manifiesta con el empleo y fabricación de útiles con los que ayudarse en las tareas cotidianas, particularmente en las tareas de procurarse alimentos y aprovecharlos mejor. Desde el punto de vista de la antropología física, los elementos definitorios son los brazos, las piernas con la posición erecta del cuerpo (bipedismo) y el cráneo. Desde el punto de vista paleontológico, la hominización sólo se pudo producir en determinados espacios naturales, siendo aparentemente el ambiente de la sabana africana el mejor para ello, aunque casi todos los científicos están de acuerdo en que el elemento decisivo fue la transformación, por parte de los primates, de recolectores de frutos a cazadores. Ese proceso de hominización nunca hubiera sido posible sin un conjunto de mecanismos responsables del mismo:

·       El desafío ecológico: El cambio climático de hace 22 m.a. y 5 m.a. convirtió el bosque tropical del África meridional en una sabana herbácea, provocando un auténtico desafío ecológico para los primates arborícolas que dependían de estos frutos, causando que algunos de ellos se convirtieron en cazadores. La caza trajo consigo las siguientes consecuencias: una mayor cooperación de los individuos que formaban el grupo, el desarrollo de la capacidad de observación y con ello de la inteligencia, la necesidad de fabricar útiles ante la ausencia de garras y grandes colmillos, y el incremento de la energía por la ingestión de carne, resultando en un aumento del tiempo libre dedicado al aprendizaje.

·       La relación dialéctica mano-cerebro: El cambio climático también liberó la mano de la función locomotriz. Los homínidos debían erguirse con frecuencia por encima de las altas hierbas para observar —tanto para cazar como para evitar ser cazados, de modo que la mano pronto se utilizó para manipular objetos encontrados y posteriormente para fabricar sus propios útiles. Al mismo tiempo que aumentaba la habilidad manual, ésta repercutía en un mayor desarrollo del cerebro, lo cual retroalimentaba la propia habilidad a la hora de confeccionar útiles cada vez más perfeccionados y ajustados a labores concretas.

·       El proceso de juvenilización: El célebre investigador Johanson propuso una explicación del desarrollo cerebral y de los hábitos sociales a través de los cuidados paternos y el desarrollo del juego: estas actividades posibilitarían en los individuos una niñez prolongada pero muy rentable para el grupo porque permitiría acrecentar el desarrollo cerebral y mejoraba las relaciones sociales, con lo que el grupo ganaba coherencia y se adaptaba mejor al medio.

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