viernes, 23 de abril de 2021

Oposición Geografía e Historia. Anexo Historia de España: La Dictadura de Primo de Rivera (1923-30). Tema EBAU (Historia, Universidad de Murcia).

Anexo:


TEMA,  LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930).

1.       INTRODUCCIÓN.

El 12 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera, se subleva contra el gobierno y el golpe triunfa gracias al silencio inicial y al apoyo posterior del monarca Alfonso XIII, que pedirá al general que forme gobierno. El objetivo principal no responde a la ambición personal ni de ningún partido político sino a la necesidad de “normalizar” un país que vivía momentos difíciles por el terrorismo anarquista, la agitación separatista de los nacionalismos, el agotamiento del turnismo y del sistema de la Restauración y la crisis marroquí agravada por el desastre de Annual. El propio Primo de Rivera se consideraba un regeneracionista que creía necesario un paréntesis para mejorar la vida y la cultura de los españoles que sirviera de base para el futuro. Para lograrlo deroga la Constitución de 1876 y proclama una Dictadura Militar provisional que no solo contó con el apoyo del monarca, sino también con el de burgueses, patronal y clases medias católicas. La opinión pública la acogió a medio camino entre la indiferencia y la aprobación y solo la izquierda comunista y anarquista se opuso de frente a ella, convocando una huelga general que sería un fracaso, pues los socialistas apenas se quejaron. Probablemente, la figura del propio dictador, un hombre muy alejado de las formas propias de otros dictadores del siglo XX, ayudó a esta aceptación.

La Dictadura tuvo 2 etapas: Directorio Militar, en el que se toman las medidas propias de una dictadura férrea pero que logró el apoyo popular y el Directorio Civil, en el que se suavizan las medidas y se comienza el aperturismo.

2.      DESARROLLO.

2.1.  EL DIRECTORIO MILITAR (1923-25).

El Directorio Militar, gobierno formado por encargo real inmediatamente después del golpe de Estado, estaba formado exclusivamente por oficiales de alta graduación, lo que acredita desde el principio el carácter militar del gobierno. Las primeras medidas fueron la derogación de la Constitución de 1876, la disolución de las Cortes y una estricta censura que impedía criticar a la dictadura o dar cualquier información sobre la situación en Marruecos.

Ya en 1924 se empieza a buscar cómo solucionar con autoridad y orden los conflictos más graves que amenazaban al país y que habían sido la causa del fracaso del sistema político de la Restauración: el caciquismo, el problema nacionalista, el problema de Marruecos y el orden público.

La promulgación del Estatuto Municipal de 1824, era el arma fundamental para la lucha contra el caciquismo. El estatuto, que pretendía la autonomía de los ayuntamientos y con ella la descentralización administrativa, resultó inoperante al otorgarse demasiado poder a los nuevos gobernantes militares, que descubrieron y castigaron algunos casos de corrupción, pero protagonizaron otros que permitieron mantenerse a los caciques más poderosos.

La actuación contra los desordenes públicos produjo sus efectos inmediatamente. El deterioro del orden público, que había sido una de las causas del apoyo al golpe de Estado, se corrigió, como suele ocurrir casi siempre en todos los regímenes autoritarios. La delincuencia común retrocedió hasta niveles insospechados algunos años antes. No obstante, el error de Primo de Rivera fue confundir con delincuencia lo que era simplemente la protesta o reivindicación política del movimiento obrero. La prohibición de manifestaciones y la censura de prensa fueron los dos instrumentos utilizados para reprimir lo que se entendía como delincuencia. Tras la detención o encarcelamiento de algunos responsables obreros las protestas desaparecieron. Después, la represión se ejerció sobre los nacionalismos, los intelectuales, la prensa y la CNT.

En el problema de los nacionalismos, Primo de Rivera no estuvo hábil. A pesar de que la burguesía catalana, e incluso la catalanista, apoyaron el golpe de septiembre el dictador no quiso o no supo reconocer el hecho diferencial catalán y llegó a confundir el sentimiento regionalista con el separatismo. Este error le llevó a suprimir inmediatamente la Senyera, (bandera de Cataluña), el himno catalán (Els Segadors) e intentar relegar al uso doméstico la lengua catalana suspendiendo su enseñanza y castellanizando el nombre de las calles.

Esta actitud favoreció el crecimiento del catalanismo insurreccional, liderado por Francesc Maciá y que pedía el Estado Catalán. Así mismo, la burguesía catalana retiró su apoyo a la dictadura y se acercó a las posiciones republicanas.

En el País Vasco la actitud de la dictadura fue muy similar, llegándose incluso a clausurar Aberri, el periódico del PNV. De todo ello se deduce que la política respecto al problema nacionalista fue muy torpe, y lejos de eliminar el nacionalismo, lo enfrentó con la monarquía, lo que contribuyó en buena medida a su caída en 1931.

2.2.  EL DIRECTORIO CIVIL (1925-30).

Uno de los logros más populares de la dictadura fue la resolución del problema marroquí gracias a una ofensiva conjunta hispano-francesa (1925) que terminaría ocupando el territorio rifeño en 1927. La solución de este problema, que tanto preocupó a la sociedad española, tuvo 2 importantes consecuencias: Potenció la influencia del sector africanista dentro del ejército y daría el impulso definitivo para consolidar la dictadura.

Primo de Rivera, crecido por el éxito en Marruecos y por los éxitos en materia económica, creó el Directorio Civil, que vendría a sustituir al militar. Esta decisión representaba que la dictadura, que nació con una idea de provisionalidad, parecía querer estabilizarse como régimen permanente. Los instrumentos para la ejecución de este proyecto serían la Unión patriótica y la Asamblea Nacional Consultiva.

La Unión Patriótica era un movimiento que intentaba agrupar a quienes querían apoyar al dictador en torno a un ideario monárquico y democrático y que fuera el cauce más importante para la ejecución de su política regeneracionista. La heterogeneidad de las fuerzas que lo componían, hizo que siempre hubiera algunos descontentos al no sentirse atendidas sus demandas al régimen, por lo que a corto plazo fueron rompiendo con él. No obstante, de la Unión Patriótica, saldrían los representantes de la Asamblea Nacional que debía elaborar una nueva Constitución, con lo que quedaba roto el pilar fundamental del sistema de la Restauración (la Constitución de 1876).

En 1927 y para institucionalizar la dictadura, se convocó una Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de la Unión Patriótica, elegidos mediante sufragio restringido. Se le encargó la elaboración de una especie de Constitución, aunque el proyecto presentado no satisfizo a nadie y no llegó a entrar en vigor principalmente por su dudosa legitimidad y por las fuertes carencias democráticas que contenía (eliminaba la Soberanía Nacional y la división de poderes e imponía un Estado muy autoritario).

En consecuencia, tanto la Unión Patriótica como esta Asamblea resultaron ser un rotundo fracaso; pues ni obtuvieron el respaldo popular ni pudieron dar legalidad a la Dictadura.

2.3.  ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA DURANTE LA DICTADURA.

El éxito económico de la dictadura se explica por la bonanza económica mundial de los años veinte y por la política económica llevada a cabo durante y después del Directorio Militar que tuvo un fuerte carácter proteccionista y una marcada tendencia a la creación de monopolios como la Compañía Telefónica Nacional de España y CAMPSA.

La creación de las Confederaciones Hidrográficas fue uno de los logros más importantes de la dictadura ya que pretendían el aprovechamiento integral de todos los recursos hidráulicos (regadíos, energía hidroeléctrica, regulación de cuencas etc.).

La ampliación y mejora de las comunicaciones constituye otro éxito de la Dictadura ya que la insuficiencia de la red era un freno importante a la economía. Las comunicaciones ferroviarias recibieron un notable compulso con el Estatuto Ferroviario, que contemplaba la mejora y la ampliación de los ferrocarriles. La red de carreteras se amplió en más de 5.000 Km., de las cuales casi 3.000 correspondían a las vías principales. También se dio un gran impulso a la expansión de las comunicaciones telefónicas, así como a la radiodifusión privada.

Los índices económicos mejoraron en todos los aspectos, siendo destacable la progresiva disminución del peso de la agricultura en el conjunto de la economía. Este auge económico se mostró al mundo en dos magníficos escaparates: la exposición Universal de Barcelona y la Exposición Iberoamericana de Sevilla.

El mundo del trabajo lo configuró la dictadura siguiendo el modelo de estado corporativo fascista de Italia, se creó la Organización Corporativa del Trabajo, que tenía una composición mixta, patronos obreros, para la regulación de los problemas laborales, estos comités se hallaban bajo la tutela del Estado. Esta Organización contó con el silencio expectante del PSOE y con la colaboración de UGT. Sin embargo, la Organización sufrió las críticas de la derecha y de la patronal al considerarla como un reducto del socialismo y de los partidos o fuerzas de izquierda marxista y anarquista.

La educación y la cultura también tuvieron un gran impulso como lo acredita el número de escuelas que se levantaron en todo el territorio español. Se construyeron además muchas escuelas para la formación de los maestros. No obstante, la dictadura entro rápidamente en conflicto con los educadores, con los estudiantes y con las fuerzas progresistas en general, en virtud de las restricciones a la libertad de cátedra y a la actividad universitaria. Algunos intelectuales de renombre como Miguel de Unamuno, pagaron con el destierro su actitud crítica. En 1929, cuando la dictadura iniciaba su declive irreversible, se produjeron choques entre estudiantes y las fuerzas del orden público, lo que obligó al cierre de la Universidad de Madrid.

2.4. EL FINAL DE LA DICTADURA Y DE LA MONARQUÍA.

La oposición al régimen abarcó un amplio espectro político. Muchos dirigentes liberales y conservadores se negaron a colaborar con el dictador y exigieron al rey el restablecimiento de la Constitución y la convocatoria de elecciones, pero la negativa del rey llevó a muchos a apartarse de la vida política.

Los republicanos, la izquierda obrera y muchos intelectuales comenzaron a organizarse, sobre todo a partir de 1927 cuando el régimen demostró su inmovilismo y el desgaste de la Monarquía empezaron a cansar a la opinión pública.

En 1929, el descontento empezó a manifestarse de forma masiva gracias a la iniciativa de los estudiantes, que convocaron numerosas manifestaciones y se iniciaron sublevaciones dentro de un ejército descontento con el dictador.

Finalmente, cuando el régimen ya se tambaleaba, en octubre se desencadenó el crack de la bolsa en Wall Street, que provocó innumerables huelgas, la caída en picado de la peseta y una fortísima inflación por las débiles bases sobre las que se asentaba el modelo económico del régimen. En enero de 1930, Alfonso XIII, consciente del rechazo que suscitaba el dictador, aceptó su dimisión.

El Rey encargó la formación de gobierno al general Dámaso Berenguer, para cerrar la página del régimen y volver a la fase anterior a 1923. La gestión de la “Dictablanda”, apelativo irónico de la prensa a este periodo, fue vacilante y contradictoria en el restablecimiento de los derechos y libertades, lo que trajo el descontento de todos los grupos sociales.

A lo largo de 1930 la oposición al rey fue creciendo: los monárquicos, los republicanos de la derecha (aglutinados en torno a políticos del turnismo como Alcalá Zamora o Maura), los de la izquierda con Azaña, los nacionalistas que veían la posibilidad de conseguir sus estatutos en una posible república y el movimiento obrero (PSOE, UGT y CNT)

En agosto de ese año los representantes de estos partidos de oposición llegaron a un acuerdo: el Pacto de San Sebastián que preparó un levantamiento que fallará pero que provocó la dimisión de Berenguer en febrero de 1931.

El Rey encargó la formación de gobierno al almirante Aznar que convoca elecciones municipales para el 12 de abril. Pretendía aprovechar las elecciones para sondear la opinión del país. En las ciudades y núcleos más importantes, el triunfo republicano fue más rotundo de lo esperado y en muchas ciudades comenzó a ondear la bandera republicana. En pocas horas el rey se vería obligado a abdicar y se proclamaría la II República el 14 de abril de 1931.

3.      CONCLUSIÓN.

La Dictadura de Primo de Rivera fue, una vez más, un intento fallido por parte del ejército de poner solución a la vida política española. De cualquier forma, esta dictadura no fue única en el entorno europeo pues en el periodo de entreguerras, numerosos países como Italia, Portugal, Alemania o Grecia también vivieron regímenes dictatoriales. Primo de Rivera tuvo varios éxitos como el crecimiento económico, la pacificación social y el fin del conflicto marroquí; pero también puso fin al intento de democratizar España tras el sistema turnista de la Restauración. El fracaso final de la dictadura arrastró también a una monarquía de Alfonso XIII que se mostró incapaz; tanto de apoyar a la dictadura como de generar un nuevo gobierno estable basado en la democracia, lo que llevó a la proclamación de la II República española.

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