Oposición Geografía e Historia. Prácticas de Arte. Comentarios: Triada de Micerinos (Escultura Egipcia)
COMENTARIO: Triada de Micerinos.
Escultura Egipcia Imperio Antiguo, IV dinastía.
Identificación
La obra se conoce la como la “Triada de Micerino”. Se trata de una escultura concebida como un alto relieve de grupo, en el que el faraón Micerino se adelanta a las figuras de las diosas Hathor y la divinidad del nomo de Cinópolis que le acompañan a ambos lados.
La
obra está realizada en roca, concretamente diorita. Se desconoce su autor, como
en casi todas las obras de arte egipcias.
Su
cronología se situaría a mediados del III Mil. a C., en concreto en torno al
año 2530-2500 a C.; por lo que se corresponde con el periódico histórico del
Imperio Antiguo y a la IV dinastía, durante el Imperio menfita.
Fue hallada en el año 1.910 durante las
excavaciones arqueológicas realizadas por el arqueólogo estadounidense George
Andrew Reisner, en el templo del Valle del conjunto funerario de Micerino en
Guiza, localizado a 20 km al suroeste del centro de la ciudad de El Cairo
(Egipto). Por tanto, procede del templo funerario del faraón Micerino, situado
en el complejo funerario de Gizeh. Hoy se encuentra en el Museo Egipcio de El
Cario.
Desde un punto de vista temático, el faraón aparece representado junto a la diosa Hathor (diosa del cielo y la fertilidad) y su esposa o bien la divinidad del nomo de Cinópolis. La diosa Hathor se representa de modo convencional, como una mujer con cuernos de vaca y entre ellos el disco solar.
CONTEXTO HISTÓRICO
Micerino, también conocido como Menkaura, fue un
faraón de la IV Dinastía del Imperio Antiguo de Egipto. Hijo del faraón Kefrén
y nieto del faraón Keops. Algunos investigadores piensan que pudo haber
gobernado desde el año 2.514 a.C. hasta el año 2.486 a.C.
Durante su reinado se le atribuye la
construcción de la tercera pirámide de la meseta de Guiza, así como numerosos
grupos de esculturas (donde aparecen representados el faraón y su esposa,
Jamerernebty).
ANÁLISIS- Descripción y elementos formales:
Tiene una altura de 92,2 cm. Está
fabricado en roca de diorita, mediante la técnica de tallado.
Se trata de un altorrelieve escultórico
que representa a tres figuras humanas. El faraón Micerino se encuentra entre
dos divinidades femeninas.
El faraón se encuentra representado de
pie con la pierna derecha retrasada, mientras la pierna izquierda se encuentra
adelantada en posición de avance. Lleva la corona blanca del Alto Egipto y en
la barbilla destaca la barba postiza (símbolo de la realeza).
Del rostro destaca la nariz ligeramente
respingona (se piensa que puede ser un rasgo distintivo del faraón).
Se encuentra ataviado con un sencillo
faldellín plisado que deja el torso, los brazos y las piernas al descubierto.
Cabe resaltar que el faraón se encuentra
representado con una anatomía de complexión fuerte.
Los hombros son anchos y tanto la caja
torácica como el abdomen se encuentran formados por dos triángulos que se unen
en los vértices.
Las dos divinidades femeninas se
encuentran representadas de pie, una a cada lado del faraón.
A la derecha del faraón se encuentra
representada la diosa Hathor (diosa del cielo, madre simbólica
de sus representantes terrenales, los faraones), el pie izquierdo se encuentra
ligeramente avanzado. Se puede observar como en la cabeza tiene un tocado de
cuernos de vaca y un disco solar (ambos son símbolos del carácter celestial y
maternal de la diosa).
A la izquierda del faraón se encuentra
representada su esposa, en posición de pie y con ambos pies juntos, como la
diosa protectora del nomo (cada distrito o provincia de
Egipto) de Cinópolis (capital del Alto Egipto, denominada Saka). Sobre su
cabeza se encuentra representado un chacal (también conocido como Can negro)
que representa el emblema de la capital (Saka) de Cinópolis (el número XVII y
la deidad Anubis).
Cabe subrayar que ambas divinidades
femeninas se encuentran ataviadas con sencillas túnicas casi transparentes que
dejan entrever su anatomía, destacando los cuerpos estilizados.
También se puede observar como ambas
melenas les caen por delante del cuello hasta la altura de los pechos. Así
mismo se aprecia como ambas divinidades se agarran con una de sus manos al brazo
más próximo del faraón.
Respecto a la composición,
se caracteriza por su unidad y equilibrio, resalta la perfección y el
refinamiento de los detalles anatómicos (sobre todo en los detalles de las
facciones), por lo que las tres figuras se encuentran idealizadas.
Igualmente se caracteriza por la Ley
de la frontalidad (el altorrelieve ha sido fabricado con la intención
de ser contemplado de frente), la rigidez plástica y el hieratismo (se
aprecia en la línea recta de los hombros y de las caderas).
Cabe enfatizar que el canon de
medida que divide los 92,5 cm de altura en 18 partes iguales a la
medida de un puño se encuentra distribuidos: dos para la cabeza, diez para los
hombros hasta la altura de las rodillas y seis para las piernas y pies.
En cuanto a la funcionalidad destacan
tres funciones: funeraria, política y religiosa.
La función funeraria se puede observar en la representación
del faraón, puesto que la posición avanzada refleja el inicio a la vida eterna,
además el altorrelieve sirve de soporte al Ka (fuerza vital) del faraón en caso
de que su cuerpo quedara deteriorado o perdido. Así mismo al encontrarse
rodeados por las dos divinidades, se asegura en el más allá la lealtad y los
tributos de estas, a parte de una mejor vida.
La función política se
encuentra reflejada en la inscripción jeroglífica situada a los pies del
faraón, se puede apreciar como tiene escrito que el faraón Micerino es el señor
y protector de todas las tierras de Egipto.
La función religiosa queda
reflejada en la temática, el faraón se muestra representado como un dios,
recibiendo un gesto protector de las dos diosas (a través de las manos que se
tocan).
Para finalizar enfatizar
que la Triada de Micerino representa el modelo masculino y femenino ideal que
tenían los egipcios a mediados del III milenio a.C.
En la actualidad se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo, Egipto).
CONCLUSIÓN
Esta obra, en la que aparecen
representados el faraón Micerino junto a su esposa y la diosa Hathor es un
compendio de los convencionalismos de la escultura egipcia, en la que priman la
sensación de rigidez, estatismo, inexpresividad e inexpresividad y frontalidad
que permiten distinguir con claridad la estatuaria egipcia de la de cualquier
otra etapa histórica.
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el comentario
ANALISIS.
Iconografía: Los personajes representados en este grupo son:
el faraón Micerinos en el centro con la corona del imperio
antiguo con el torso desnudo y una falda o faldellín, adelantando la pierna
izquierda, a la derecha la diosa Hathor, con los cuernos de vaca y el disco
solar, símbolo de lo divino y a la izquierda la representación de un nomo o divinidad provincial como expresión
de lo terrestre.
Material: El material es la piedra de
diorita procedimiento la talla. Se tallaba el
bloque de piedra cúbico previamente diseñado el frente y el perfil. Esta forma de
talla da lugar a la frontalidad de las figuras. El material duro corresponde a la idea de lo duradero
Existe jerarquización en la composición, Micerinos es
de mayor tamaño que se acentúa con la corona
que las dos figuras femeninas.
Este tipo de escultura regia o de dioses presenta convencionalismos que se repiten a lo largo 2500 años con excepción del reinado de Akkenatón: Estas normas son:
ü Suelen adaptarse
a un canon que es el puño. La longitud del cuerpo debería ser de 18 puños cerrados: dos puños la cabeza, 10
del cuello a la rodilla y 6 de la rodilla a la planta del pie. Sólo a partir del
siglo VII a.C. sería sustituida por una medida de 21 puños.
ü Presentan rigidez con los brazos
pegados al cuerpo, puños cerrados evitando salientes que pudieran provocar la ruptura de la
imagen que servía de Ka.
ü El estudio
anatómico está idealizado aunque es
proporcionado no muestra o se detiene en detalles: los músculos por
ejemplo con tendencia a la idealización pretenden presentar la vitalidad de la
juventud, los paños del faldellín apenas tienen relieves o movimiento y los
vestidos de lino de las mujeres se ajustan al cuerpo mostrando unas formas
femeninas también idealizadas mientras que la zona del pubis se resuelve con un
triángulo. También muestran geometrización las rodillas.
ü Se observa simetría, se puede trazar una línea que pasando
por el centro del torso (muy marcada) divide el cuerpo en dos partes iguales.
ü Existe hieratismo y falta de expresión si acaso este aparece por una leve sonrisa. Los ojos como en toda la escultura arcaica son almendrados
Estas normas que
siempre se repiten obedecen a una escultura antinatural que busca representar
no a hombres sino a faraones-dioses o a los mismos dioses.
La
civilización egipcia era una civilización fluvial y agrícola, fuertemente
jerarquizada y centralizada, y con una religión politeísta y con la creencia en
la vida de ultratumba.
Al frente
de esta sociedad y del poder político se encontraba el faraón, considerado como
un dios o muy cercano a los dioses. Del faraón dependía la estabilidad y buen
orden de la sociedad, de ahí la importancia de las ceremonias que presidía y de
los ritos anuales para garantizar la fertilidad y la vida (son numerosas las
diadas y triadas).
Uno de
los aspectos originales de la civilización egipcia es la creencia en la vida de
ultratumba que implicaban ceremonias como la momificación, la elaboración de un
doble del difunto o Ka en el que se instalaría el alma de ahí el cuidado para
que no se rompiera la estatua y fuera eterna e imperecedera.
Las
funciones de esta escultura son:
ü Funeraria. servir
de ka o doble del difunto ¿Por qué la presencia de nomos diferentes? Tal
vez para asegurarse la entrega de ofrendas en sus tumbas.
ü Religiosa servir de
objeto de culto por la vinculación entre Micerinos y la diosa Hathor.
ü Política. Los
nomos, la presencia de la corona y las inscripciones hacen referencia al
dominio del faraón sobre las tierras de Egipto de las que era señor y
protector.
SIGNIFICADO O SIMBOLISMO. El
hieratismo y el estatismo simbolizan su alejamiento en cuanto a su importancia
del pueblo y la superioridad y autoridad del representado.
La
consideración política y religiosa del faraón da lugar a este tipo de
representaciones cuyos cánones o normas tratados no variaran.
Estos
cánones o convenciones solo cambian en el reinado de Amenofis IV o Akkenatón
caracterizado por un arte más naturalista y realista que representa incluso los
defectos físicos. Pero una vez concluido su reinado se vuelven
a las convenciones anteriores como muestran la estatuaria de Ramsés II.
Las esculturas que
representan a funcionarios o a personajes cortesanos tienden hacia un mayor
humanismo y naturalismo, como el Escriba Sentado.
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