Oposición Geografía e Historia. Prácticas Historia de España.- Bachillerato. TEMA EBAU.- TEMA 13. PANORAMA GENERAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII. INTENTOS DE MODERNIZACIÓN: REGENERACIONISMO Y CRISIS SOCIECONÓMICAS (1902-1923).
1.
INTRODUCCIÓN.
En 1902 Alfonso XIII había sido proclamado mayor de edad, pese a
su juventud (16 años), y desde entonces desempeñó las funciones de Jefe de
Estado previstas en la vigente constitución restauracionista de 1876. El
reinado de Alfonso XIII se divide en dos etapas: el periodo parlamentario
(1902-23) y la Dictadura de Primo de Rivera (1923-30). Un año después de acabar
ésta y tras un breve periodo de transición, el rey renunció a la Corona y se
exilió, siendo proclamada la II República.
La etapa parlamentaria se caracteriza por la permanente
inestabilidad que se deriva de la pervivencia de los problemas heredados de la
Restauración, problemas que los partidos políticos del sistema (el Liberal y el
Conservador) no supieron afrontar y que fueron el atraso económico respecto a
Europa Occidental, las tremendas diferencias entre las clases sociales y las
distintas regiones del país, la incultura de la mayor parte de la población, la
aparición de los nacionalismos periféricos, la creciente presión del movimiento
obrero, la incapacidad del ejército de resolver la crisis marroquí, la
violencia de carácter social o político, etc. Todo ello junto a la neutralidad
de España en la I Guerra Mundial, marcó esta etapa del reinado de Alfonso XIII.
2.
DESARROLLO.
2.1. REGENARACIONISMO Y REVISIONISMO POLÍTICO.
Durante la regencia de María Cristina se produjo la derrota
militar que infringió Estados Unidos a España en 1898, que tanta incidencia
tuvo en la opinión pública española. Por tanto, el reinado de Alfonso XIII
comienza en un ambiente generalizado de pesimismo y de toma de conciencia de la
necesidad de emprender cambios profundos. Este sentimiento de renovación y
modernización es lo que se llamó el Regeneracionismo y sentó las bases
ideológicas para revisar el sistema, modificando lo necesario para
superar sus viejos vicios y adaptarlo a las nuevas demandas sociales y
políticas. La plasmación de esas ideas a nivel político es el Revisionismo.
El Regeneracionismo permaneció
vigente durante las primeras décadas del XX e inspiró a toda una generación de
políticos y pensadores de distintas tendencias. Tuvo varias vertientes: social
y económica, intelectual y literaria, y política; ésta última enlazaría con el
movimiento Revisionista, que intentó, infructuosamente, reformar la actuación
del gobierno desde dentro. El sistema político español era considerado por los
regeneracionistas como inmoral, corrupto e ineficiente, puesto que los
gobernantes habían demostrado su incapacidad para solucionar los problemas más
graves. Fue un movimiento con un fuerte carácter crítico, pesimista,
patriótico, utópico y arbitrista que reclamaba la introducción de las reformas
necesarias para conseguir la revitalización de España y acabar con sus males.
Unos males que se esforzaron por identificar, analizar y denunciar: el
analfabetismo, la pobreza, el atraso económico, la bancarrota del Estado, el
caciquismo, el fraude electoral, la ausencia de una democracia pura, el
centralismo y el militarismo. Entre las principales figuras destacan Joaquín
Costa, Ángel Gavinet o Miguel de Unamuno, que expresaban un pesimismo
existencial e irracionalista y crearon el grupo conocido como la “Generación
del 98” (Machado, Azorín, Baroja, Salinas, etc.).
El
Revisionismo político: Como hemos visto, sería la plasmación
de las ideas políticas de los regeneracionistas. Tras el Desastre del 98, la
mayoría de los líderes de los partidos turnistas eran conscientes de la
necesidad de modernizar y adaptar el sistema político a las nuevas
circunstancias. También coincidían en que esta reforma debía realizarse “desde
arriba”, es decir desde el propio gobierno y de manera controlada, gradual y
paulatina. Los 3 objetivos básicos de los proyectos revisionistas eran: 1) Revitalizar
las instituciones parlamentarias para reforzar y consolidar la monarquía, evitar
los levantamientos revolucionarios. 2) Impedir el agravamiento de las crisis
sociales y frenar el avance del republicanismo. 3) Democratizar el sistema
impulsando la participación política de los ciudadanos.
Sin embargo, los líderes de los partidos
temían que la consecución de estos objetivos pudiera quebrantar la frágil
estabilidad del sistema, perjudicar los intereses económicos de la burguesía o
acabar con la elite política; por lo que no supieron, pudieron o se atrevieron
a atacar frontalmente al caciquismo ni a acabar con los fraudes electorales.
2.2. EVOLUCIÓN
POLÍTICA.
a.
El Regeneracionismo conservador. La
crisis de 1909.
Sin duda, el proyecto reformista más ambicioso, entusiasta y completo
fue el que intentó Antonio Maura. Este político conservador ocupó la presidencia
en 2 momentos: en diciembre de 1903 (duró menos de 1 año) y entre enero de 1907
y octubre de 1909. Su programa tenía como objetivos potenciar la participación
ciudadana en la política prestando más atención a las necesidades de las clases
medias, acabar con el caciquismo, la corrupción y el fraude electoral, mejorar
la eficacia de las instituciones como justicia, policía, ejército, parlamento,
etc. impulsar la descentralización del Estado para integrar a los catalanistas
moderados o modernizar la economía española; pero durante su primera etapa como
presidente apenas pudo iniciar algunos trámites, pues su ley de descanso dominical
recibió una fuerte oposición de liberales y profesiones que se vieron
perjudicadas como camareros, pasteleros, empresarios taurinos, etc. que
terminaron con su gobierno. Fue durante su posterior gobierno cuando emprendió,
a ritmo vertiginoso, un conjunto de iniciativas políticas y legislativas para
transformar el país entre las que destacamos:
-
La modificación de la ley electoral,
introduciendo el voto obligatorio y controlando a los funcionarios para evitar
el fraude. Los resultados fueron muy modestos.
-
Creación y financiación de instituciones
para la mejora de la vida de los obreros como el Instituto Nacional de
Previsión o el Consejo de Conciliación y arbitraje; que permitieron
mejorar las condiciones de los trabajadores (pensiones, salario mínimo,
viviendas protegidas, etc.) y las relaciones entre patronal y sindicatos.
-
Incremento de la protección a la industria
española. Aprobó una ley que obligaba a que todo el material industrial
utilizado en los trenes, obras públicas y servicios estatales debía ser
suministrado y producido por empresas y fábricas españolas.
Sin embargo todo este proyecto
reformista concluyó con un rotundo fracaso por varios factores
como: falta de tiempo en el gobierno (para, por ejemplo, acabar con sólido
entramado caciquil), escaso apoyo de Alfonso XIII (sobre todo en momentos
clave), débil respaldo de su partido y fuerte oposición de liberales,
republicanos, anarquistas y toda la derecha e izquierda más radical y por
último, y no por ello menos importante, por sus desacertadas actuaciones
durante la crisis marroquí y la semana trágica de Barcelona que vemos con más
detalle.
La Semana Trágica de Barcelona (1909).
Se denomina así a los violentos
acontecimientos que tuvieron lugar durante el mes de julio de 1909 en Barcelona
y otras ciudades próximas a la capital catalana y que hicieron peligrar la
continuidad de la monarquía parlamentaria y del sistema de la Restauración.
Las causas que provocaron
este estallido de violencia colectiva fueron:
- La protesta contra la guerra en
Marruecos. La movilización
de los reservistas catalanes desató la indignación popular, que consideraba
injusto el sistema de reclutamiento y entendía que el gobierno mandaba a morir
a África a los más pobres, para defender los intereses económicos de una elite
empresarial deseosa de explotar las minas del Rift y para satisfacer las ansias de ascenso de los
oficiales del ejército.
- El anticlericalismo. El odio anticlerical estaba
fuertemente arraigado en Cataluña y entre las clases populares, gracias a que
había sido alimentado durante años por la agresiva propaganda del partido
republicano radical y que llevó a la profanación de tumbas de monjas y
sacerdotes en busca de pruebas que demostraran supuestas conductas depravadas.
- El descontento económico del
proletariado barcelonés. La
necesidad de modernizar la economía española para ajustar los salarios y
mejorar las condiciones laborales de los obreros y la incapacidad, que ya hemos
visto, de las ideas reformistas, facilitaron la participación de los obreros en
esta violenta revuelta.
Los
disturbios comenzaron en el puerto de Barcelona, durante el embarque de los
soldados que iban a Marruecos una multitud los incitó a quedarse en tierra. En
poco tiempo la protesta se extendió por la ciudad y los partidos de oposición
al régimen aprovecharon para promover una huelga general que paralizó toda la
ciudad que pasó a estar controlada por unos 30.000 insurrectos que levantaron
barricadas, cortaron calles y quemaron conventos. Maura decidió decretar el
estado de guerra en Barcelona el
ejercito sofocó a cañonazos la revuelta que se saldó con más de cien muertos y
más de 2000 detenciones, de las cuales 5 acabaron en pena de muerte.
b.
Regeneracionismo y Partido Liberal. La
crisis de 1917.
El siguiente intento regeneracionista correspondió
al liberal José Canalejas, que contó con el apoyo incondicional de Alfonso
XIII. Entre 1910 y 1912 centró su programa reformista en 3 cuestiones: El
control de la Iglesia, que había recuperado su influencia en la
política y la sociedad, para ello rompió con su control en la enseñanza y
aprobó la “Ley del candado” que controlaba el establecimiento de nuevas órdenes
en el país. La intervención estatal para resolver los problemas sociales,
centrándose en extender el bienestar a los grupos más desfavorecidos
(eliminando impuestos, reforma de la propiedad agraria, servicio militar
obligatorio sin posibilidad de eludirlo mediante pago y estableciendo un
conjunto de prestaciones públicas y subsidios). La democratización de España
con la monarquía como motor del cambio y sin reformar la Constitución vigente,
aunque apenas demostró interés por solucionar el problema del fraude electoral.
Sin embargo su asesinato en 1912 le impidió obtener resultados y otros
liberales de su partido intentaron
continuar sus reformas.
El turnismo continuaba aunque cada vez
más débil durante los gobiernos alternos del liberal Romanones y el conservador
Dato hasta que en 1917, la
superposición de tres problemas diferentes en un breve periodo de tiempo dio
origen a la otra grave crisis que pudo acabar con el sistema y provocar la
abdicación de Alfonso XIII. Estos tres componentes, coetáneos con la Revolución
Rusa y la I Guerra Mundial, fueron:
§ El malestar militar. Los oficiales del ejército se mostraban
cada vez más descontentos por sus reducidos salarios y por el predominio del
favoritismo y el mérito en combate en los ascensos. Presionaron con insistencia
al gobierno a pesar del arresto de sus cabecillas y finalmente, consiguieron
sus peticiones lo que demostraba la debilidad del sistema y del gobierno.
§ La protesta de la oposición política. En julio de 1917, tras las continuas
negativas del gobierno a convocar las sesiones de Cortes, un grupo de unos 60
diputados y senadores que pertenecían a los partidos de oposición, decidieron
crear una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona. Con este acto de
rebeldía, la Lliga catalanista, republicanos y socialistas desafiaban al
gobierno para forzar una rápida renovación del régimen político con una reforma
constitucional que acabara con el turnismo, con las intromisiones del rey en la
política y que impulsara una auténtica democratización del país. La crisis se
solventó concediendo a los catalanistas 2 ministerios.
§ La subversión obrera. La fuerte inflación, la miseria en
el campo, los bajos salarios y el crecimiento del paro en las grandes ciudades,
provocaron la intensificación de los conflictos sociales y la agitación obrera.
Los sindicatos convocaron una huelga general indefinida en agosto de 1917 que
sería seguida masivamente y acompañada de una fuerte violencia callejera que
hizo decretar el estado de guerra para que el ejercito controlara la situación
tras más de 60 muertos y 2000 detenidos.
C.
Los gobiernos de concentración y fin
de la Restauración (1918-1923).
Los últimos intentos reformadores de Eduardo
Dato (que promovió la reducción de la jornada laboral a 8 horas, las
pensiones obligatorias y los subsidios por accidentes laborales), Santiago
Alba o Joaquín Sánchez de Toca también quedaron en el olvido a causa
de los continuos cambios al frente del gobierno y del rápido deterioro de la
situación política y social del país durante unos años en los que el aumento
del protagonismo de los militares, la intensificación de la crisis económica y
la fuerte oposición de la izquierda (con los sindicatos CNT y UGT más el recién
creado partido comunista en 1921) marcaron la situación. A todo ello habría que
añadir el desastre de Annual en 1921. El convenio entre España y Francia de 1912 había convertido
Marruecos en un protectorado compartido
en el que la zona española era más pequeña, más pobre y más problemática (zona
montañosa con población dispersa y belicosa). La zona estaba dividida en 2
comandancias, Ceuta y Melilla separadas por la bahía de Alhacemas que era la
zona estratégica a controlar.
En 1921 el general Fernández Silvestre, cometió un
error militar e inició una penetración rápida
para alcanzar Alhucemas sin dejar bien cubierta la retaguardia, con lo que el
ejército español quedó a merced de las tropas del caudillo rifeño, que
desencadenó un auténtico desastre militar para las tropas españolas. La tropas
españolas, aisladas en la ratonera de Annual, sufrieron un gran descalabro,
huyendo en desbanda mientras eran a acribilladas por los irregulares de Abd-el-Krim,
con la práctica destrucción de todas la fuerzas de la comandancia, y con la
pérdida de más de 13.000 hombres entre muertos, prisioneros y desertores, en
una actuación tan desastrosa como poco honrosa.
Los socialistas y republicanos no desaprovecharon la
ocasión para atacar al sistema, apuntando directamente a la figura del rey como
responsable por su conocimiento y aprobación de los hechos. Para aclarar las
acusaciones del desastre de Annual se formó una comisión para depurar las
responsabilidades y las acusaciones contra el rey, los políticos y el ejército,
el llamado “Expediente Picasso”, cuyo informe no llegó a las Cortes, ya
que pocos días antes de su presentación el General Primo de Rivera protagonizaba
el golpe de Estado que iniciaba la etapa de la dictadura
3.
CONCLUSIÓN.
El reinado de Alfonso XIII se caracterizó por los intentos regeneracionistas
de los diversos gobiernos tras la crisis de 1898. Pero el corto alcance de las
reformas no pudo impedir que el sistema de la Restauración se hundiese
definitivamente. La neutralidad de España en la I Guerra Mundial permitió a
España desempeñar un papel económico en Europa desproporcionado a su
importancia real. La euforia de las exportaciones solo benefició a unos pocos,
mientras que la mayor parte de la población sufrió la escasez y la carestía. El
descontento social desencadenó la crisis general de 1917 y a partir de ese
momento el declive fue imparable.
A la inoperancia de los gobiernos se sumaron la creciente
contestación política al régimen, la conflictividad social y el desastre
militar en Marruecos. El golpe militar de Primo de Rivera impuso la dictadura
con la aprobación del rey.
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