Oposición Geografía e Historia. Ampliación Historia Contemporánea: Las unificaciones de Alemania e Italia. Tema 41: Nacionalismo y liberalismo en la Europa del siglo XIX.
CONDICIONES Y FACTORES QUE
INFLUYERON EN LOS PROCESOS UNIFICADORES.
En los procesos de unificación
de Alemania e Italia, llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XIX,
existen una serie de semejanzas. Si bien es cierto que en los estados alemanes
el nacionalismo ha estado presente de diversas formas desde la creación del
I Reich, en Italia este concepto era puramente
geográfico y hasta el siglo XIX no existió ningún proyecto unificador
destacable. No obstante, hay una serie de elementos comunes en el siglo XIX,
que preparan y hacen posible las unificaciones de Italia y de Alemania, estos
son los siguientes:
- El impacto de la revolución
y del Imperio napoleónico, extendieron las ideas de libertad, igualdad y
soberanía nacional por Europa, las cuales despertaron un sentimiento de nación
con personalidad propia que, por primera vez en la historia, considera que el
Estado debe estar dirigido por personas de la misma nacionalidad.
-La expansión económica en
ambos casos y la unión comercial como preludio de la unificación política, en
el caso alemán.
- La disposición de un
ejército moderno y de unos políticos audaces.
La Unificación de Alemania, Causas y Consecuencias:
Antes de la formación de un
Estado nacional unificado, el actual territorio de Alemania se encontraba
dividido en un mosaico político de más de 30 Estados. Entre ellos se
destacaron, por su importancia económica y política, Austria y Rusia.
Desde principios del siglo XIX
se inició un proceso de organización de un Estado nacional en Alemania. Un paso
importante en este proceso fue la formación de un mercado único en la región,
impulsado por la aristocracia terrateniente —los junkers— de Prusia
y la burguesía industrial de la cuenca del Rhur.
Un hecho trascendente se
produjo en 1835 con el establecimiento de la unificación aduanera —Zoelverein—
(Que integró el territorio prusiano con otras regiones alemanas) Sin embargo,
debido a las diferencias políticas entre Austria y Prusia, entre otras causas,
el proceso de unificación no pudo llevarse a cabo en la primera mitad del siglo
XIX.
Desde 1848 fue cada vez más
intensa la actividad política de grupos nacionalistas que alentaban la
formación de un solo Estado para todos los alemanes.
Prusia y Austria eran muy
distintas en sus aspectos económicos, sociales y políticos. Austria
estaba dirigida por una monarquía de corte centralista y autoritaria. Gobernaba
un territorio habitado por diferentes pueblos —croatas, húngaros, eslavos
y serbios— que tenían distintas lenguas, religiones y costumbres. Esto fue
motivo de frecuentes sublevaciones contra la monarquía austríaca, ya que el
principal reclamo era el derecho a la formación de sus propios Estados
nacionales.
En lo económico, Austria fue
un país que no contaba con recursos ni con una burguesía poderosa capaz de
lograr un desarrollo industrial propio. El mantenimiento de un ejército y de
una administración que mantuviera la unidad imperial le creó graves
dificultades financieras. Prusia, en cambio, experimentó un desarrollo
económico muy intenso, que hizo de ella el centro del crecimiento industrial de
la región. El aumento de la producción de acero, carbón y hierro, en la segunda
mitad del siglo XIX así lo demostró.
Las comunicaciones
—ferrocarriles, barcos de vapor, telégrafos— crecieron de tal modo, que
permitieron la formación de un activo mercado económico. Además la población
prusiana era mucho muís homogénea que la austriaca, ya que no existían pueblos
tan diferentes en su lengua, religión y costumbres. El desarrollo económico
prusiano tuvo otras consecuencias: la consolidación de una burguesía
industrial, aliada a los terratenientes —jnnkers—y el predominio en su gobierno
de ideas liberales, que buscaban la formación definitiva de un Estado nacional.
Austria y Prusia: dos
proyectos para la unidad
Las diferencias entre Austria
y Prusia en sus proyectos de unificación política fueron notorias. Prusia
pretendía la unión creando un Pequeña Alemania (los territorios del norte), y
buscaba afirmar el predominio prusiano, excluyendo a Austria. La monarquía
austriaca, a su vez, quería imponer la unidad a partir de la formación de una
Gran (norte y sur de la Confederación), con el reconocimiento de Austria
como dirección política del nuevo Estado.
El predominio económico y
político dé Prusia, le otorgó ventajas sobre Austria para encabezar la
formación del nuevo Estado nacional. Para conseguir su propósito, Prusia
tuvo’ que desplazar, primero, la influencia política austriaca sobre los
territorios de la región. Y asegurarse de que en caso de guerra, su poderosa
vecina, Francia, no apoyara a Austria.
Finalmente, luego de dominar
varios territorios al norte de su país, Prusia entró en guerra con la monarquía
austríaca y la derrotó en 1866. El rey prusiano Guillermo 1 y su primer
ministro Otto Von Bismarck fueron los principales
gestores políticos de esta estrategia. Como consecuencia de ello, se
organizó una Confederación Alemana del Norte bajo el control político de
Prusia.
El paso final en la unificación
alemana se dio luego de la guerra franco prusiana de 1870. Prusia venció
militarmente a Francia —la consideraba su principal rival continental—, y se
apropió de los territorios franceses de Alsacia y Lorena, muy ricos en
minerales.
Impulsado por sus triunfos
militares el gobierno prusiano creó en 1871, con la incorporación de otros
territorios, un nuevo Estado nacional: el Imperio alemán ó II Reich. Se
caracterizó por ser un gobierno militarizado, apoyado políticamente por
conservadores y liberales. El nuevo Estado se preocupó, además, por garantizar
los intereses económicos y sociales de la burguesía industrial y de los grandes
terratenientes prusianos.
Entre 1870-71 la Confederación
del Norte de Alemania, que el propio Bismark había creado, derrotó a Francia en
la Guerra Franco-Prusiana. Se configuró entonces el Gran Imperio Alemán del que
fue nombrado primer canciller. Intentó aumentar el poder del Imperio por medio
de ataques al partido socialdemócrata con leyes excepcionales, tomando algunas
leyes sobre retiro obrero y luchando contra el partido católico ( Kulturkampf
). Esto ocurrió entorno a 1878. Llevó a cabo la Triple Alianza formada por
Italia, Austria y Alemania así como otros pactos y alianzas. Se hubo de retirar
del poder cuando Guillermo II accedió a la corona por problemas personales
entre ambos. Recibió tanto honores militares como nobiliarios.
LA
UNIFICACIÓN DE ITALIA
Tras
el Congreso de Viena, Italia quedó dividida en siete Estados
independientes: el reino de Piamonte, bajo la casa de Saboya; el reino
Lombardo-Véneto, bajo el dominio directo de Austria; los Ducados de Parma,
Módena y Toscana, regidos por príncipes austriacos; los Estados Pontificios,
bajo el dominio del Papa; el reino de las Dos Sicilias, donde se repuso el
trono de los Borbones. Esto suponía una dificultad mayor para los patriotas
italianos, que deseaban la unificación italiana.
El
sentimiento nacionalista italiano se verá reforzado por historiadores, músicos
y literatos, que popularizan y difunden la riqueza cultural y las pasadas
grandezas de Italia desde la antigüedad clásica.
Por otra parte, los liberales, empujados
por la represión absolutista de los reinos italianos, se agruparán en sociedades secretas, desde donde, con una intención
conspiradora y de exaltación romántica, participarán en los levantamientos.
Tres soluciones se presentaban para llevar
a cabo el proceso unificador, todas ellas coincidían con la necesidad previa de
acabar con el dominio austriaco en Italia, pero esto no sería posible sin la
colaboración de alguna de las potencias europeas. Se presentaron diferentes
procesos unificadores:
- El defendido por Mazzini, mezclaba
las ideas nacionalistas con las utopías revolucionarias. Propugnaba una
política unitaria, instaurada por la insurrección general de las masas.
- Los sectores liberales y nacionalistas
más moderados se apartaron del proyecto de Mazzini y buscaron una solución
política a la cuestión italiana, desde esta perspectiva se proponía una
Confederación presidida por el Papa; este proyecto consiguió un notable éxito,
que aumentaría con la elección, en 1846, de Pío IX, a quien se consideraba
favorable al Risorgimento de Italia. Sin embargo, los
acontecimientos revolucionarios de 1848 hicieron que Pío IX renunciara a
cualquier papel político en el proceso unificador.
-
Los piamonteses Cesare Balbo y Massimo d'Azeglio, proponían una tercera
alternativa: que fuera la casa de Saboya la que dirigiese el proceso unificador
nacional. Tras el fracaso en Italia de la oleada revolucionaria de 1848, sólo
quedaba esta posibilidad como viable, y será la que finalmente triunfe.
Giuseppe
Garibaldi (1807-1882)
Garibaldi
comenzó a actuar en política en la agrupación revolucionaria "La Joven
Italia", creada por Giuseppe Mazzini en 1830. Participó junto a los
"jóvenes italianos" del intento revolucionario de ese año y frente al
fracaso, decidió trasladarse a Sudamérica, donde tuvo una activa participación
en nuestras luchas civiles y las del Uruguay. En 1848 volvió a Italia y a la
lucha, formando en 1860 los "mil camisas rojas", liberando Nápoles y
Sicilia del dominio francés.
¿Cuál
era la situación de Italia en 1860?
En
Italia, la fragmentación territorial en manos de diversos poderes, fue superada
enfrentando a las grandes fuerzas conservadoras de la época: el Papado en el
centro y la aristocracia terrateniente en el sur.
En
el exterior, los afanes nacionalistas chocaron con la oposición austríaca, que
dominaba importantes territorios en el noreste de la península.
¿Cómo
se inició la unificación?
La
marcha hacia la unidad partió del reino de Piamonte y Cerdeña, gobernado por
Víctor Manuel II y su ministro liberal el conde de Cavour. La modernización del
reino, el más poderoso económicamente y la búsqueda de apoyo contra Austria y
el Papado formaron parte de la hábil estrategia de Cavour.
A
las acciones desarrolladas desde el norte, se sumaron, en el sur, las del
patriota Giuseppe Garibaldi quien a través de la organización de un movimiento
popular y republicano, los mil camisas rojas, logró la recuperación de Sicilia
y el reino de Nápoles.
En
1871 vencidas todas las resistencias, nace el reino de Italia con Roma como
capital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario