Oposición Geografía e Historia. Prácticas Historia: Comentario de textos. Un navío samio. Tema 24. La península ibérica hasta la dominación romana
"(...) un navío samio, que tenía por patrono a Colaios y que se dirigía hacia Egipto, fue arrojado fuera de su ruta a la isla de Platea; las samios confiaron todo el asunto a Corobios y le hicieron un depósito de víveres para un año. Ellos mismos, que, al partir de la isla, habían marchado con un enorme deseo de llegar a Egipto, navegaron fuera de su ruta, arrastrados por el viento del Este; y, sin dejar de soplar el viento, alcanzaron las columnas de Hércules y, conducidos por un dios, llegaron a Tartessos. Este lugar de comercio estaba sin explotar en esta época, de forma que, a su vuelta, estos samios realizaron con su cargamento el mayor beneficio que haya conseguido hasta ahora ningún griego, del que nosotros tengamos referencias exactas, si exceptuamos a Sóstrato, hijo de Laodamente de Egina, que ningún otro puede compararse con éste. De sus ganancias los samios dedujeron el diezmo, seis talentos y ordenaron fabricar un jarrón de bronce en forma crátera argólica." Heródoto hablando sobre Argantonio, rey tartessio
COMENTARIO DE TEXTO
Nos
encontramos ante un texto histórico de fuente secundaria, ya que el autor lo
escribió siglo y medio después de suceder los hechos narrados. Se trata de un
texto de naturaleza historiográfica y de tema político-económico, escrito por
Heródoto para dar a conocer unos hechos que tienen que ver con la llegada de
los samios a tartessos.
Heródoto
es un historiador y geógrafo griego del siglo V a.C., el fragmento que nos
ocupa forma parte de su obra Historias, que
tiene como objetivo narrar los
enfrentamientos que tuvieron lugar entre griegos y bárbaros.
El
texto trata del acontecimiento histórico por el cual Colaios de Samos llegó por
primera vez hasta las tierras del sur de la Península Ibérica, concretamente
tartessos, obteniendo de este contacto importantes beneficios económicos.
La
noticia no constituye un relato del todo independiente sino que aparece insertada
dentro de un contexto más amplio como es la historia de la colonización de
Cirene por los habitantes de la isla de
Tera. Dentro de ella, la referencia a Corobios, en particular la
historia de su viaje hasta Tartessos, constituye una digresión de la línea
narrativa principal, interesada sobre todo en seguir los pasos de los
expedicionarios de Tera hacia las costas de África.
En
el texto, podemos destacar una idea central, la llegada de los samios a
tartessos, así como otras que lo complementan y explican:
·
El
descubrimiento de las tierras de Tartessos es de forma casual.
·
Desde
el punto de vista narrativo solo su relación temporal con el cretense Corobios
parecería justificar su inserción en este episodio, pero casi de forma
inmediata a la mencionada conexión, la atención se desvía hacia la propia
historia de Colaios que constituye sin
duda el punto focal de dicho pasaje.
·
Las
Columnas de Heracles nos remiten a un universo del que la distancia es nota
característica. Tartessos por su situación era una de esas zonas remotas del
mundo.
·
Tartessos
aparece como un lugar al que nadie hasta entonces había llegado, como se
encarga de subrayar Heródoto al hacer referencia al carácter todavía virgen del
lugar.
·
Tartessos
poseían los productos más preciados y los recursos más cuantiosos.
· Las ganancias obtenidas fueron evaluadas en sesenta talentos, es decir, 150 kilogramos de plata. Con la décima parte de los beneficios, Colaios y sus compañeros encargaron un magnífico exvoto en honor a la diosa Hera, patrona de Samos, como acción de gracias a la divinidad por el éxito del viaje.
El
texto nos habla sobre una de las primeras campañas de colonización llevada a
cabo por los griegos en la península, pero ¿Cuáles fueron los motivos que
impulsaron a los samios a realizar esta primera incursión a tartessos?
Los
motivos no son quizá muy difíciles de imaginar si tenemos en cuenta que el riesgo
de la complicada hazaña de Colaios debía estar justificado por una gran causa, el
beneficio que obtendrían gracias a la importante fuente de materias
primas de las que gozaba este territorio. Tartessos ofreció unos beneficios
increíbles a los samios que apenas resistían la comparación con cualquier otra
empresa semejante.
Tartessos,
desde época temprana, figuraba dentro del imaginario griego con una destacada relevancia
como país situado en uno de los extremos del mundo, donde las riquezas, especialmente
la plata, abundaban y cuyos monarcas constituían una referencia paradigmática
por su sabiduría y longevidad.
Ésta
sería la única referencia con que contamos para atribuir un perfil individual,
aunque borroso, a toda una larga etapa de tanteos, expediciones fallidas y
contactos esporádicos con claros fines comerciales que culminarían con el
establecimiento definitivo de la presencia griega en algunos puntos de la costa
ibérica.
COMENTARIO EXTENSO DE OTRO OPOSITOR:
Nos encontramos ante un
texto histórico de fuente secundaria, ya que el autor lo escribió siglo y medio
después de suceder los hechos narrados. Se trata de un texto de naturaleza
historiográfica y de tema político en el que se hace referencia a temas económicos. El marinero Kolaios de Samos descubrió,
casualmente, las tierras de Tartessos para la civilización griega en el siglo
VII a.C., empujado por el viento apeliota o del Este durante una expedición
comercial por el Mar Mediterráneo, según relata el historiador Heródoto de Halicarnaso.
Los marineros de Kolaios aprovecharon la riqueza de minerales de Tartessos para
desarrollar el comercio con las tribus indígenas. Los nautas helénicos
regresaron a su patria con un formidable tesoro de 60 talentos. La noticia
sobre la riqueza de las tierras de Tartessos se difundió con rapidez en el
mundo helénico.
la noticia no constituye
un relato del todo independiente sino
que aparece insertada dentro de un contexto más amplio como es la historia de
la colonización de Cirene por los habitantes de la isla de Tera.
Dentro de ella, la
referencia a Coleo, en particular la historia de su viaje hasta Tartessos,
constituye una digresión de la línea narrativa principal, interesada sobre todo en seguir los pasos de los expedicionarios
de Tera hacia las costas de África.
Sin embargo, a pesar de
este carácter digresivo, Heródoto no parece haberse dejado llevar por sus
inclinaciones habituales en este sentido. A diferencia de lo que ocurre en
otras muchas ocasiones, el historiador no ha sacado excesivo partido de las posibilidades
que la noticia le ofrecía al tratar de uno de los confines del orbe.
Sorprende en efecto la
parquedad de sus informaciones sobre un lugar como Tartessos, que desde época
temprana figuraba ya dentro del imaginario griego con una destacada relevancia
como país situado en uno de los extremos del mundo, donde las riquezas, especialmente
la plata, abundaban y cuyos monarcas constituían una referencia paradigmática
por su sabiduría y longevidad
De esta forma Tartesos o
las Columnas de Heracles nos remiten a un universo del que la distancia es nota
característica. Situado en los confines extremos del orbe el mítico reino
aparece de forma significativa al final de la secuencia geográfica que marca la
carrera de descubrimientos realizada por los foceos Incluso se le distingue de
Iberia, que ya de por sí debía representar para Heródoto y su mundo un espacio
marginal y apartado poblado por tribus bárbaras dedicadas a hacer la guerra^*".
Para llegar hasta él era preciso atravesar las Columnas de Heracles, lugar que
en la conciencia griega aparece como sinónimo de lejanía extrema. Incluso el
mismo Heródoto utiliza esta referencia a las Columnas con el fin de ilustrar de
forma evidente la idea de lejanía con que una isla como Samos aparecía en la
perspectiva de los griegos a comienzos del siglo V a.C. Fuera de ellas se
encontraban sólo puntos extremos y limítrofes del orbe como la ciudad de Gadir,
situada a orillas del océano, o pueblos casi desconocidos como los Celtas y
Cinetes, que en palabras del propio Heródoto son los que habitan las zonas más
occidentales de Europa. El relato de Coleo se acomoda bien a estas coordenadas.
La distancia es efectivamente uno de los elementos que parece destacar Heródoto
en esta historia por encima de otras circunstancias relativas a la realidad del
reino tartesio que pudieran suscitar su interés. La distancia constituye en efecto
el elemento relevante que convertía en hazaña la acción del navegante samio.
Para llegar hasta allí era necesario atravesar las Columnas de Heracles- hecho
que subraya expresamente Heródoto- que como hemos dicho antes constituían uno
de los límites del mundo conocido para la imaginación griega y eran por tanto
la puerta de entrada a lo desconocido, al Océano inmenso poblado de terribles
monstruos marinos, el lugar que constituía por tanto la frontera misma del
mundo accesible más allá del cual era imposible proseguir.
Además de la distancia. Heródoto
desea destacar otro elemento significativo de su relato como es la enorme
riqueza que el samio consiguió en su aventura viajera.
Coleo había obtenido
unos beneficios increíbles que apenas resistían la comparación con cualquier
otra empresa semejante. Esta supremacía aparente en los resultados de un viaje
aventurado y también una característica del ámbito propiamente heroico si
tenemos presente el alegato que este sentido dirige Menelao en el canto cuatro
de la hazaña de Coleo se aproxima también de este modo al universo heroico,
pero es a la vez también perfectamente coherente con su concepción del mundo.
Tartesos por su situación era una de esas zonas remotas del mundo que poseían los
productos más preciados y los recursos más cuantiosos y era por tanto lógico que
quien consiguiera llegar hasta ellas obtuviera en este sentido el merecido
premio.
Sin embargo, a pesar de
esta coloración heroica, el episodio de Coleo encaja igualmente bien dentro de
los parámetros generales que rigen la selección y presentación del relato
herodoteo. El historiador jonio asume desde el principio la veracidad del
relato mediante su inclusión dentro de una secuencia de acontecimientos
históricos que le dan pleno sentido. El barco de Coleo viajaba rumbo a Egipto
que era un destino habitual del comercio samio de aquel tiempo^^ y en su
trayecto resultó desviado por la acción de los vientos a la isla de Platea
donde se hallaba el cretense Corobio a la espera del regreso de los expedicionarios
de Tera.
La acción de Coleo se
somete además a los mismos controles que garantizan la veracidad de una
historia. Así si la intervención divina justificaba el extraordinario viaje, su
increíble ganancia se relativiza mediante su comparación con la que consiguió
Sóstrato de Egina, a quien nadie podría superar. Con independencia de la realidad
histórica concreta que se pueda esconder tras este nombre y la dimensión prodigiosa
de sus empresas comerciales, es muy posible que Heródoto utilice de forma
consciente la mención de un conocido comerciante, situado además en una cercanía
tangible de comprobación como era la vecina isla de Egina, para validar la veracidad
del relato referente a Coleo. Sus hazañas con ser grandes no superaban sin embargo
los logros alcanzados por el egineta y esta circunstancia convertía la aventura
de Coleo en una acción más creíble que ya no se alejaba de la medida humana a pesar
de los parámetros míticos que rodeaban toda su historia.
Heródoto además refleja
esta relativización sobre las enormes ganancias de Coleo mediante su expresión
"al menos que nosotros sepamos positivamente", utilizando para ello
el término axpeKeÍTj que ya había empleado en otros contextos para reflejar los
límites de su conocimiento y la condición que garantiza la validez de sus afirmaciones".
Heródoto refuerza todavía más esta misma apelación a la credibilidad de su
relato al referir con cierto detalle la ofrenda realizada por Coleo y sus
compañeros en el Hereo de Samos como acción de gracias a la divinidad por el
éxito del viaje. La extraordinaria monumentalidad del objeto arroja ya de
entrada serias dudas sobre su existencia efectiva^*. Sin embargo, Heródoto lo
aproxima al ámbito de lo creíble al indicar casi de pasada que se trataba de
una vasija del tipo de las cráteras argólicas. Esta aclaración ayudaría sin
duda a forjar una imagen correspondiente en la imaginación de su público,
asombrado en principio por la magnitud y el boato de la ofrenda. Heródoto
además parece ofrecer de la misma una descripción que tiene su base en un
testimonio por la precisión de los detalles que acompaña. Esta circunstancia se
convierte también en un aval importante de la credibilidad de la historia dadas
las preocupaciones que Heródoto refleja a este respecto a lo largo de su
obra^^. La buena información relativa a Samos de la que dispuso Heródoto,
demostrada con creces en otras partes de su obra, le convierten en un testigo
fiable en este terreno y por tanto la misma inclusión de la noticia sin otra clase
de prevenciones dentro de su relato constituye ya de hecho una confirmación por
su parte de la veracidad admitida de la historia""*Resta considerar
el objetivo que Heródoto perseguía mediante la inserción de la noticia en sí
dentro de un contexto narrativo como el de la colonización de Cirene, donde la misma, aparentemente, apenas parece
cumplir ningún papel relevante.
Desde el punto de vista
narrativo solo su relación temporal con el cretense Corobio parecería justificar
su inserción en este episodio, pero casi de forma inmediata a la mencionada conexión
la atención se desvía hacia la propia historia de Coleo que se constituye sin duda
en el punto focal de dicho pasaje. La noticia en sí ha interesado por tanto a nuestro
historiador de forma particular hasta el punto que consideró que la misma era digna
de consideración por su propio contenido, con independencia de la razón de ser que
justificaba su aparición en dicho contexto. Los motivos no son quizá muy difíciles
de imaginar si tenemos en cuenta que la hazaña de Coleo de haber atravesado las
Columnas de Heracles y haber conseguido alcanzar el reino mítico de Tartesos,
que todavía por aquel entonces era un mercado virgen -aicTipaxov-, tal y
como se encarga de
subrayar él mismo, constituyen uno de los casos claros de Coleo fue en efecto,
según el testimonio del historiador, un auténtico pionero y en nada contradice esta
noticia el valor factual de una referencia anterior al logro realizado por los focenses,
quienes al decir del mismo Heródoto fueron quienes descubrieron estas lejanas
tierras del extremo occidente'*^.El viaje de Coleo en cambio reviste como se ha
visto las características de un hecho absolutamente excepcional, que no tuvo
precedentes ni consecuencias inmediatas, dado que se nos presenta como una
acción individual inintencionada -Coleo iba hacia Egipto- que por obra del azar
y de la acción divina concluyó de forma afortunada y sorprendente. Tartesos
aparece aquí no como una entidad
histórica asociada a la persona concreta de uno de sus monarcas sino como una
referencia casi mítica de un lugar excepcional, situado más allá de las
fronteras del mundo accesible y al que nadie hasta entonces había llegado, como
se encarga de subrayar el mencionado apunte herodoteo sobre el carácter todavía
virgen del lugar''^ El hecho de por sí tenía todos los elementos necesarios para
suscitar la atención de Heródoto y llevarlo a incluir dicha noticia en el
conjunto de su obra cuando el resquicio pertinente para su introducción así se
lo permitía.
Es precisamente de este
resquicio y de la justificación final de la historia dentro de su contexto
narrativo de lo hablaremos para concluir. La breve digresión que constituye la
noticia sobre el viaje de Coleo de Samos cumple una determinada función dentro
del relato de la colonización de Cirene, donde se encuentra incluida.
Es efectivamente el
mismo Heródoto quien al final de la misma nos proporciona la clave de lectura
adecuada cuando a modo de colofón indica que este episodio fue precisamente
"el origen remoto de los sólidos lazos de amistad que dréneos y tereos entablaron
con los samíos'"^. La noticia funciona de esta forma como una especie de
mecanismo etiológico que explica la razón histórica puntual de las buenas relaciones
posteriores que se dieron entre esos pueblos. Se daba cuenta de forma dramática
y explícita, mediante la referencia de un hecho completamente excepcional, de
una realidad coetánea y conocida que requería ser explicada desde el punto de vista
histórico, es decir para el que había que encontrar la aítíe correspondiente, y
que para un jonio como Heródoto tenía un interés más que justificado.
Una vez situada la
noticia sobre el viaje de Coleo de Samos dentro de su contexto adecuado desde
el punto de vista narrativo hemos sin duda de volver a preguntamos sobre la
implicación histórica de la misma. Hace ya tiempo que Rhys Carpenter emitió sus
sospechas acerca de la veracidad completa de la historia por considerarla “too
odyssean for full credence". Otros en cambio han
apostado por la realidad escueta del viaje y han querido hallar las
correspondientes pruebas arqueológicas del mismo"
Sin embargo, quizá la realidad de los hechos
es mucho más matizada como ya vio bien García y Bellido quien no aceptó la
historia sin más y con su habitual agudeza crítica supo ver en ella un relato
legendario elaborado a partir de hechos
reales''^ Es ciertamente
probable que Heródoto escuchara en Samos noticias vagas sobre la hazaña del
navegante, posiblemente ya mitificada por sus mismos compatriotas e incorporada
de lleno a las glorias de la historia local donde debió figurar en un lugar
señalado. Nuestro historiador decidió incorporarla a su obra pues la noticia
reunía todas las características necesarias para interesar al propio autor y a
su auditorio y encontró para la misma el lugar adecuado dentro del contexto narrativo
de la colonización de Cirene donde cumplía una función determinada de forma
inmejorable. Poco debieron preocuparle las connotaciones precisas que la tal noticia
implicaba, especialmente dado su profundo desconocimiento del lejano occidente
y su declarada incapacidad para poder ofrecer una información viable y veraz
del mismo. La noticia cobra así su pleno sentido explicada dentro del marco de la propia obra herodotea y pierde en cambio
bastante relevancia fuera de la misma pues
nos hallamos frente a un relato fantástico de marinos con ribetes míticos cuya precisa base real desconocemos y, a pesar de
los considerables avances que en el terreno
arqueológico se han llevado a cabo a lo largo de los últimos años, apenas estamos mejor capacitados para dar textura y
cuerpo a la escueta referencia sobre la aventura
increíble del navegante samio de lo que estaba en su momento el propio historiador de Haiicamaso
Heródoto, en
sus Historias, hace referencia a Coleo de Samos, un navegante de
mediados del siglo VII a. C que en su travesía hacia Egipto es desviado por el
viento Apeliota (Levante) hacia esas columnas de Heracles en el estrecho
de Gibraltar. Llegando a comerciar con el mítico
rey Argantonio de Tartessos, unos tratos comerciales de los que
obtuvo extraordinarios beneficios destaca la figura singular de Coleo de Samos,
el navegante que según el testimonio de Heródoto llegó por primera vez hasta
las tierras del sur de la Península Ibérica en algún momento del período
arcaico'. Si aceptamos como históricamente válido dicho testimonio, ésta sería
la única referencia con que contamos para atribuir un perfil individual, aunque
borroso, a toda una larga etapa de tanteos, expediciones fallidas y contactos
esporádicos con claros fines comerciales que culminarían con el establecimiento
definitivo de la presencia griega en algunos puntos de la costa ibérica-
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