Oposición Geografía e Historia. Prácticas de Arte. Anexos: Arte Paleocristiano.
ARTE PALEOCRISTIANO
1. INTRODUCCIÓN
El
arte paleocristiano se desarrolla a partir de la crisis del siglo III y se extiende hasta el s. V. Suele dividirse en dos etapas separadas por el año 313.
Hasta esa fecha, la religión cristiana vivió en la clandestinidad y sufrió frecuentes persecuciones ya que no aceptaba
algunos de los fundamentos de la sociedad romana, como la esclavitud o el culto
al emperador. Desde el 313, las circunstancias cambiaron como
consecuencia del Edicto de Milán por el que el emperador
Constantino convirtió el cristianismo en religión
tolerada; unos años más tarde, el 390, Teodosio lo declaró religión oficial del Imperio. Cada vez
era más evidente la identificación de la religión cristiana con el estado
romano y del arte romano con el cristiano.
ARQUITECTURA PALEOCRISTIANA
Antes del Edicto de Milán
Los
únicos restos arquitectónicos que nos recuerdan la práctica de la religión
cristiana durante la etapa de la clandestinidad, son algunas viviendas
particulares en que se reunían los creyentes, y las catacumbas. Las catacumbas eran canteras abandonadas
que los cristianos compraron para enterramientos comunitarios y que, en los
momentos de persecución, utilizaban para el culto. Constan de numerosas
galerías subterráneas, en cuyas paredes se abren nichos llamados loculi, y desde las que se accede a
algunas cámaras, cubicula, donde
enterraban a los mártires más destacados. En las afueras de Roma se encuentran
las de Santa Inés, Santa Priscila y San Calisto.
2. Después del Edicto de Milán
Con
el Edicto de tolerancia se empezaron a construir edificios específicos para el
culto. El más importante fue la basílica, destinada a la celebración comunitaria
de la eucaristía dominical:
·
La
planta de la basílica responde a un
plan longitudinal axial. Tiene un atrio
o patio porticado que da acceso al nártex,
vestíbulo reservado a los catecúmenos, por el que se entra en la basílica. Ésta
tiene planta rectangular, dividida a
lo largo en tres naves, de las que la central es más ancha; en su cabecera se
abre, como a través de un arco de triunfo,
un ábside semicircular que está
orientado, es decir que señala hacia Oriente. En el ábside se sitúan el altar,
la cátedra del obispo y los asientos para el clero. A veces hay también una cripta bajo el altar para las reliquias,
una nave transversal -transepto- que
da a la basílica forma simbólica de cruz y un segundo piso sobre las naves
laterales, la tribuna.
En
alzado, la nave central es más alta
que las laterales. Las naves están separadas por columnas sobre las que apoyan,
unas veces, dinteles y, otras, arcos. En la parte alta de la nave central se
abren sendas hileras de ventanas -claristorio-
que iluminan el edificio. La cubierta suele ser armadura de madera salvo en el
ábside que tiene una bóveda de cuarto de esfera. El espacio interior de la basílica queda marcado por la
direccionalidad, conformando un espacio
camino que conduce la vista hacia el altar.
Los
ejemplos más destacados de basílica son Santa Sabina, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor, en Roma.
· El baptisterio
se situaba al lado de la basílica para celebrar los bautizos por inmersión. Son
edificios de planta octogonal, cuyo espacio central está cubierto por una
cúpula y rodeado de columnas. Alrededor de él se dispone el deambulatorio,
una nave más baja, cubierta con bóveda de cañón anular. El mejor conservado es
el de San Juan de Letrán, en Roma.
· Mausoleos. Eran iglesias sepulcro que, como los baptisterios,
tienen un plan central con cúpula: el de Santa Constanza es de planta circular, y el de Gala Placidia, en Ravena, de cruz griega.
ARTES PLÁSTICAS
Fueron
aceptadas como soporte de la piedad, y cumplían una doble función: pedagógica,
para servir de vehículo a la enseñanza de las verdades teológicas, y simbólica,
como expresión del mundo del espíritu. Es, por este motivo, un arte
espiritualista, deshumanizado y teocéntrico
3.1. Creación de una iconografía propia
El
interés de los temas paleocristianos radica en que son la base de la
iconografía cristiana posterior. Condicionados
por los sucesivos cambios de situación, los cristianos empezaron apropiándose
de temas romanos para no levantar
sospechas durante la clandestinidad; más tarde representaron motivos
doctrinales para afrontar las primeras desviaciones heréticas; por último,
pretendieron reforzar el papel de la Iglesia frente a las injerencias del poder
político. Pero siempre utilizaron un planteamiento
simbólico y conceptual en el que importa más la idea expresada que la forma
de representarla:
· Muchos temas fueron adaptados de la tradición romana: el Buen Pastor, tomado del moscóforo, que simboliza para los cristianos
a Cristo salvador; la orante es una
figura femenina con los brazos en alto y las palmas abiertas, que invita a la
oración; Cristo como Orfeo aparece
rodeado de animales; Cristo doctor
lleva un rollo en la mano como los pretores.
· Símbolos. Utilizaron el pez
como símbolo de Jesucristo porque, en griego, pez se dice ICQUS, palabra
formada por las iniciales de una frase que sintetizaba las creencias
cristianas: Jesucristo (Iesous Khistos), Hijo (Uios) de Dios (Theou),
Salvador (Soter). Otro símbolo destacado era el Crismón, monograma de Cristo, del Mesías, formado por sus
dos iniciales griegas “c” y “r” entrecruzadas. Es frecuente que el crismón se
complete a los lados con el alfa (a, A) y la omega (w, W), que significan el
principio y el fin, y que aparezca rodeado de la corona triunfal de laurel que
recuerda el triunfo sobre la muerte y la eternidad de Dios. También aparecen
símbolos eucarísticos (el pan o la vid), de las almas (palomas), y de la redención (el Agnus
Dei).
· Temas
bíblicos del Antiguo Testamento. Se prefieren los relacionados con la
promesa del Mesías. Así encontramos a Adán
y Eva en el Paraíso, el sacrificio de
Isaac, Daniel entre los leones,
etc.
· Temas
del Nuevo Testamento. Los
más frecuentes son el bautismo en el
Jordán y los símbolos del Tetramorfos.
A partir del siglo IV comienza a representarse la figura de Cristo según dos modelos iconográficos: el llamado alejandrino, joven y sonriente, sin
barba e idealizado; y el siríaco,
maduro de pelo largo y con barba poblada; este último se acabará imponiendo.
3.2. Pintura y mosaico
Con
anterioridad al Edicto de Milán, se utilizaba la pintura mural para decorar las
catacumbas. A partir del 313 adquirió importancia el mosaico para los muros y
las bóvedas de basílicas y baptisterios. Pintura y mosaico se caracterizan por
la desmaterialización de la imagen.
Para ello se eliminan todos los elementos plásticos que acerquen la figura al
mundo real: se tiende al antinaturalismo y al hieratismo, se elimina el
claroscuro, se revaloriza la línea en detrimento del color, se representa el
espacio bidimensional, etc.
Entre
los ejemplos de pintura merecen
señalarse el Buen Pastor, la Orante de la Catacumba de Santa Priscila. Los mosaicos más destacados son los de las bóvedas
del Mausoleo de Gala Placidia y del Baptisterio de los Ortodoxos (ambos en Rávena).
.3. Escultura
Queriendo
evitar que las formas acentuasen los valores materiales, la estética cristiana
tuvo un cierto rechazo por la estatuaria. A pesar de ello han llegado hasta
nosotros algunos ejemplos escultóricos, todos posteriores al edicto de Milán,
como el Buen Pastor del Museo de Letrán, de tendencia alejandrina, o el Cristo
Doctor del Museo Vaticano, sentado y con el Evangelio en la mano.
Más
importantes y numerosos son los relieves de los sarcófagos. Uno de los más
interesantes es el de Junio Basso, un antiguo cónsul, decorado con temas del Antiguo
y Nuevo Testamento, dispuestos en dos registros entre pequeñas columnas.
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