martes, 7 de diciembre de 2021

Bachillerato. Oposición Geografía e Historia. Prácticas Historia de España. Comentario de Textos: Dos Textos sobre la batalla de Covadonga, 722. Prácticas Tema 29 oposición Geografía e Historia: La expansión de los reinos cristianos en la península Ibérica.

Bachillerato. Oposición Geografía e Historia. Prácticas Historia de España. Comentario de Textos: Dos Textos sobre la batalla de Covadonga, 722. Prácticas Tema 29 oposición Geografía e Historia: La expansión de los reinos cristianos en la península Ibérica

Comentario de Textos sobre la batalla de Covadonga. 

TEXTO 1: Batalla de Covadonga según al-Razi.

"Cuentan algunos historiadores que el primero que reunió a los fugitivos cristianos de España, después de haberse apoderado de ella los árabes, fue un infiel llamado Pelayo, natural de Asturias, en Galicia, al cual tuvieron los árabes como rehén para seguridad de la gente de aquel país, y huyó de Córdoba en tiempo de Al-Hurr ben Abd al-Rahman al-Thaqafi, segundo de los emires árabes de España, en el año sexto después de la conquista, que fue el 98 de la Hégira [716-717]. Sublevó a los cristianos contra el lugarteniente de Al-Hurr, le ahuyentaron "y se hicieron dueños del país, en el que permanecieron reinando, ascendiendo a veintidós el número de los reyes suyos que hubo hasta la muerte de Abd al-Rahman III.

Dice Isa ben Ahmad al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim Al-Qalbi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en Al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta llegar a Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugió el rey llamado Pelayo con trescientos hombres.

Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían qué comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo: "Treinta asnos salvajes ¿qué daño pueden hacernos?" En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fávila. El reinado de Pelayo duró diecinueve años, y el de su hijo dos. Después de ambos reinó Alfonoso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se apoderaron de lo que los musulmanes habían tomado."

Nath al-tib, (Historia de Al-Ándalus) por  al-Maqqari.

Nos encontramos ante una fuente secundaria de naturaleza historiográfica. Se trata de un fragmento de Nath al-Tib, una Historia de Al-Andalus escrita por al-Maqqari hacia el siglo XVII. Se trata de un texto que es resultado de una investigación histórica, ya que se trata de una noticia recopilada por el autor, seguramente de al-Razi o de la conocida como "Crónica del Moro Rasis" escrita en el siglo X que tendrá un valor histórico, en cuyo caso podríamos clasificarla como fuente primaria al ser un documento fuente.

Si analizamos el texto vemos como todo él se centra en detallar la Batalla de Covadonga. Batalla que tuvo lugar en el año 722 y que supone la primera derrota del imperio Omeya en Occidente. De este modo, en el primer párrafo, se relata como Pelayo escapó de las manos de Al-Hurr estando preso en Córdoba, huyendo hacia Galicia y sublevando a sus gentes contra el gobierno del emirato, dice textualmente "ascendiendo a 22 el número de reyes que le sucedieron hasta la muerte de Abd al-Rahman III", de lo que se desprende la idea de que al-Razí consideró como un éxito la sublevación de Pelayo contra los musulmanes.

En el segundo párrafo, se expresa la idea de que la batalla de Covadonga constituye el hecho inicial de la reconquista cristiana según la cita "Desde entonces empezaron los cristianos en Al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder". También califica a Pelayo como "rey" dando a entender que ya se había constituido una nueva entidad política.

En el último párrafo, se pone de manifiesto el desprecio que los musulmanes tuvieron por la resistencia de Pelayo, a la calificaron de "treinta asnos salvajes". Y de cómo "consiguieron mantener su reino hasta el día de hoy (siglo XVII), y arrebatar lo que los musulmanes habían quitado a los cristianos". Donde se vuelve a afirmar el error de no acabar con la resistencia astur que tras ocho siglos llevaría al final de la provincia de Al-Ándalus.

En cuanto al contexto histórico, hemos de hacer constar que la batalla de Covadonga en el 722 suele considerarse como el inicio de la Reconquista. Supuso la primera derrota musulmana en Occidente, cuyo empuje fue finalmente frenado por la derrota de Poitiers en el 732 frente al rey de los francos Carlos Martel.

El inicio de la resistencia, parte de la negación de Pelayo y sus gentes de pagar los impuestos de los dimnies, chizyá y jarach, lo que motivó que se pertrecharan las tropas al mando de Alcaman para hacer sucumbir a los insumisos. Es posible, que Pelayo, aprovechara su conocimiento del terreno planeando la batalla en un lugar con difícil acceso y que dificultara los movimientos, haciendo que el número de combatientes no supusiera una ventaja.

Tras la derrota, parece que el gobernador de Al-Ándalus, no viendo una amenaza en los astures, desistiera en la conquista del territorio. Lo que dio pie a la formación de una entidad política, que fue consolidándose poco a poco, llegando, en épocas posteriores a erigirse en herederos del estado visigodo, en lo que fue calificado por Sánchez Albornoz como  el "neogoticismo asturleonés". Algo que sería clave en los reinados de Alfonso II (791-842) y Alfonso III (866-910), ya que con ellos comienza la restauración del orden gótico, en la constitución política y eclesiástica y la idea de una monarquía continuadora de la visigoda. 

Esta idea de la restauración visigoda, más el nuevo culto de Santiago, así como la expansión territorial durante el reinado de Alfonso III, alentarán a la idea de la reconquista de Hispania, a menudo con tintes de cruzada.

Poco a poco irán surgiendo otros focos de resistencia, principalmente en la zona pirenaica, que, como Asturias, aprovecha la inaccesibilidad y la orografía como forma de defensa. Uno de esos territorios serán los ducados de Aragón, Sobrarbe y Zaragoza en torno al año 800, bajo el control de los carolingios. Así como Pamplona, bajo la protección de los Banu Qasi de Zaragoza, o la Marca Hispánica que con el tiempo serán los Condados Catalanes. Que también contribuirán a la reconquista del territorio peninsular.

A modo de conclusión señalar la importancia del texto para el conocimiento de los sucesos de la época, pues la carencia de fuentes en la época medieval, convierte a cualquier texto de esta época en una fuente de indudable valor. Para ser crítico con la fiabilidad del texto, podemos señalar que lo narrado se ajusta al acontecimiento histórico, y parece gozar de cierta objetividad derivada del paso de los años. El texto desprecia la resistencia cristiana, refiriéndose a ésta como "treinta asnos salvajes", aunque confirma por otro lado, la consolidación del reino, así como su prolongación en el tiempo que permitió recuperar los territorios arrebatados por los musulmanes. 


TEXTO 2“: Crónica de Alfonso III (versión rotense).

"Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Aseuva, y el ejército de Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva.

El predicho obispo (obispo visigodo Oppas, aliado con los árabes) subió a un montículo situado ante la cueva dominica y habló así a Pelayo: "Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?".

El cual, desde una ventana, dijo en respuesta: "Aquí estoy".

Al cual el obispo: "Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás defenderte en la cima de este monte? Lo que me parece difícil. Escucha ciertamente mi consejo y haz volver tu ánimo de esta decisión, para que goces de muchos bienes y disfrutes de la amistad de los caldeos".

[...] Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que ves sea España salvada y reparado el ejército de los godos. Confío en que se cumplirá en nosotros la promesa del Señor [...]"

El obispo, vuelto entonces al ejército, dijo: "Acercaos y pelead. Ya habéis oído cómo me ha respondido; a lo que adivino de su intención no tendréis paz con él, sino por la venganza de la espada".

Por su parte ahora ya el predicho Alcaman mandó comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron furibundos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificiencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la fuga, se dividieron en dos sus destacamentos, y allí mismo fue al punto muerto Alcaman y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron ciento veinticinco mil caldeos.

Los sesenta y tres mil restanes subieron a la cumbre del monte Auseva y por el lugar llamado Amuesa descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon a la venganza del Señor; cuando atravesaban la cima del monte que está a orillas del río llamado Deva, junto al predio de Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte, desgajándose de sus cimientos, arrojó al río de los sesenta y tres mil caldeos y los aplastó a todos.

Nos encontramos ante una fuente secundaria al tratarse de una crónica, en concreto se trata de un fragmento de la Crónica de Alfonso III, rey de León., donde se relata la Batalla de Covadonga. Se trata, por tanto, de un texto de naturaleza histórico-literaria, descartando que se trate de un texto hisoriográfico debido a que no se puede considerar que sean fruto de la investigación y por su falta de rigor científico, aunque bien podría considerarse como primaria si la consideramos un documento fuente para conocer los acontecimientos relatados, si bien su carácter subjetivo nos hace clasificarla como secundaria. Es fruto de una recopilación posterior a los hechos, casi un siglo después, en torno al año 880 por un monje al servicio de la monarquía leonesa. Su carácter es público, dirigida a un lector culto, su finalidad es propagandística tratando de exaltar la fe cristiana.

Al analizar el texto vemos que la idea principal es exponer los sucesos de la Batalla de Covadonga. Más allá de esa idea general, vemos que en los primeros párrafos, se relata cómo, llegadas las tropas musulmanas a los parajes de Cangas de Onís, hay un intento del obispo Oppas, que participaba de la causa musulmana, de comprar a Pelayo para su causa.  Pelayo, responde negándose al ofrecimiento de Oppas, argumentando que confía en su causa y que Dios le ayudará a pesar de iniquidades y pecados de los godos. Ante tal respuesta, el obispo Oppas, llama a las tropas musulmanas al ataque.

En los párrafos siguientes se exponen las causas de la victoria de Pelayo, que con ayuda de Dios y de la Virgen de Covadonga logra derrotar a 125.000 hombres musulmanes. Saliendo a la fuga 63.000 que también murieron debido a un desprendimiento de tierras provocado por la gracia divina. En el combate murió el general de las tropas musulmanas , por Alcaman, y fue apresado el obispo Oppas.

En cuanto al contexto histórico podemos colocar el mismo que en el comentario anterior.

En cuanto a la conclusión hemos de tener presente la intención del autor, un cronista cristiano, por lo que la veracidad de los acontecimientos narrados responden a la intención de justificar por un lado, la conquista musulmana (traición y división visigoda), así como propagandística, ya que expone como Dios y la Virgen de Covadonga están de su lado, lo que contribuye a difundir esa idea de la reconquista como una cruzada frente a los infieles. Algo que hay que situar en el contexto medieval en el que fue escrita, principios del siglo IX, por lo que recurre a términos biblícos como "caldeos" o "ismaelitas" refiriéndose a los musulmanes, en el sentido de infieles. O la comparación que podemos ver con el pasaje de Moisés, así como la intercesión divina. Así pues, aunque sobre el hecho que narra, la batalla de Covadonga y la participación en ella de D. Pelayo, es algo documentado desde un punto de vista histórico (existen crónicas musulmanas sobre ella), su subjetividad es palpable, siendo así muy exagerado el número de combatientes, 185.000, así como la descripción de los acontecimientos (intervención divina). No obstante, si sirve para constatar una de las causas de la fácil conquista musulamana como son las disputas y diferencias entre visigodos, y cómo algunos de ellos, mediante pactos de capitulación, se rinden sin oponer resistencia, como es el caso de Tucmir en la zona de levante.

 

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